Solsiticio de invierno

febrero 16, 2017

Hoy es la noche más larga del año y quiero pasarla contigo. Dicen que el amor es una catastrofe espléndida.Un saber que te vas a estrellar contra la pared y acelerar a  pesar de todo.  Y sí.

Esa soy yo. Cada noche, cada minuto, anhelo verte, besarte, quererte, cenar contigo, ponerte los pies fríos en la espalda, que me hagas cosquillas, apostar para conseguir que te afeites, intentar que dejes de leer en la cama para que me hagas caso, y salir corriendo para no volver a verte. Porque sé que sólo puede salir mal. Siempre sale mal.

He encontrado a alguien con quien jugar al ajedrez, un pinche de cocina, un compañero de viaje, una persona con quien dicutir -en la acepción inglesa del término-, alguien que me sigue a las exposiciones de fotografía y me arrastra a los campos de segunda.

Pero no puedo volver a desmontar un casa. No puedo. Por eso todos los días freno en seco durante, a veces, un minuto, a veces, una eternidad para volver a acelerar como un Fórmula 1 cuando desaparece el Safety car. Directos a la pared.

Pomada con Xoriger.-

octubre 10, 2016

Ver tu silueta a través de un cielo rojo que anuncia un incendio. Sentir tu respiración en mi cuello al despertarme. Esos silencios enfrentados tras una mesa llena de comida. La capacidad de abstracción incluso estando a escasos centímetros. Mi pretendida indiferencia ante uno de los parajes más bonitos que he visto en 3 décadas de vida y muchos kilómetros a la espalda, rodeada de lo que me ha faltado en los últimos 3 años de huida: tú.

Decidir unilateralmente y de manera inamovible, en silencio, que sólo tiene sentido si tú estás, que nada es tan remotamente perfecto como cuando tu brazo me rodea la espalda. Que la sensación de que sólo eres tú y todo el resto no me importa nunca ha sido tan clara. Porque los paseos buscando helados por Mahón o la puesta de sol en el Cap de Cavallería han sido sacados directamente de postales para el recuerdo. Infinito.

Por eso tengo que intentar huir. Porque tengo tan claro que sólo eres tú, como que nunca funciona contigo y no quiero, no puedo, volverlo a dejar todo por una vida que nunca llega, que no es para nosotros que nos desvanecemos como los hielos en la Pomada de tanto quererte en la rutina.-

September, I hate you.-

septiembre 1, 2016

Digamos que es sólo por una cuestión femenina que hoy quiero tan ardientemente una cosa y su contraria. Digamos que no quiero pensar cómo he llegado hasta aquí después de caminar tantos km en la otra dirección.

Llega septiembre anunciando frío y atascos y yo sólo recuerdo aquel gélido día de hace ya 3 años. La televisión y tu silueta como cadáveres a mi paso airado cerrando de un golpe una vida. Mi vida. Para inventarse una nueva. Una a la que le vale como motivo de alegría que abran un Five Guys para acercar la ficción de tener EEUU a un paso. Una en la que no estás y no dejan de pasar cosas buenas que no soy capaz de valorar porque tú no estás para contártelas.

Yo no puedo parar de recordar todo lo malo, no puedo disfrutar de este oasis. He vuelto a bailar con mis fantasmas todo un vals de madrugada. Erró Sabina al cronometrar 19 días y 500 noches pero se me quiebra la voz al pensar en un posible final feliz, tan improbable como demoledor.

Yo no quiero volver a esperarte debajo del marco de una puerta, yo no quiero esperar cartas que no llegan, letras agónicas, lágrimas en silencio. Yo no quiero volver a encontrarte en la desidia, en la rebeldía de la soledad en compañía, en mis dudas. Yo no quiero quererte sin perspectiva. Yo no quiero quererte como condena.

Sin embargo, el amor tiene algo de refugio, de sitio al que siempre quieres volver.Y yo temo volver para tener que irme cada 22 de septiembre.

Aside.-

julio 21, 2016

La irracionalidad de quererte ver incluso ahora.

Cuando veo algo bonito o cuando me aterran las bombas que explotan creando el sindios más claro del que cree en algo tan fervientemente que no acierta a ver con claridad nada más allá.

Y yo sigo pensando en bajito -para no escucharme, para que nadie me oiga- que ojalá vieras las laderas verdes y el aire que huele a miel, las casas de piedra y las iglesias románicas a mi vera. Así el más intenso de los verdes no parecería ocre.

Yo sigo leyendo los periódicos en susurros al llegar las páginas de sucesos para no encontrarte entre ellas.

Yo sigo pudiendo y eligiendo vivir sin ti pero me cansa infinito y no deja apenas racionalidad para nada más. Cada vez estoy mejor y tengo más energía que me encantaría canalizar para algo tan aberrante como quererte. Para elegir elegirte. Quererte por castigo, sabiendo el final y ante todo el camino.Árido, yermo, inhóspito, baldío.

Ahí, a escasos 20 centímetros de mi boca que no se atreve ni a respirar, a la altura de mis ojos que te miran entreabiertos mientras trato de simular que descanso para que no me delate el latir de un corazón desbocado que no entiende tenerlo tan claro y a la vez,con la cabeza a eones por segundo debatiéndose entre asaltarte a besos en tus sueños o seguir disfrutando de lo que es mi peor droga: verte durmiendo a mi vera.

¿Te imaginas tener que levantarte al ritmo de Enrique Iglesias todos los días? Sería justo castigo. Por no aprender que el amor no es binario, que tú y yo no hacemos nosotros, que la vida sin tí es mucho más divertida incluso aunque tu fantasma me acompañe allá donde vaya. Que me merezco que me quieran como yo te quiero a ti: hasta que reviente.

Letter of intentions

febrero 11, 2016

Escribo para recordarle a ese lado del cerebelo que no te echamos de menos, o que, no tanto como para volver a repetir todos los desastres del pasado.

Por eso,  recuerda que el 30 de octubre de 2014, sólo querías decir en alto para que te oyese que:

Suena Tristan Prettyman. No te sonará porque lo escuchaba cuando estudiaba en el loft y tú ahí ya trabajabas. También lo ponía en nuestra casa, pero entonces tú también estabas trabajando. Tampoco es que te haya importado en exceso qué escuchaba, supongo que bastaba con centrar tus fuerzas en aborrecer a Sabina.

Con la perspectiva del tiempo creo que la cuestión siempre fue encontrar cosas por las que quejarse. También hablaba mucho y de noche, cierto. En realidad lo había a todas horas pero tú sólo lo sufrían una vez caído el sol. También quería siempre más y más: niños, viajes, noches…Si me hubieran preguntado te habría raptado toda la eternidad para contemplarte, para ver cómo ponías cara de concentrado mientras tecleabas las cifras de la tarjeta para apostar, para verte peinarte en dos segundos, para verte secarte minuciosamente contra la toalla blanca inmaculada, para verte salir por la puerta de casa hecho un brazo de mar deseando que volvieras a ella cuánto antes, y así hasta el infinito y hasta la eternidad entera.

No voy a pedir perdón por la intensidad, no voy a pedir perdón por haber deseado cada cm de tu piel con frenesí, pero sobre todo deseé poder llegar a entender ese maldito cerebro que nunca supe como funcionaba y que nunca me dejó entrar. No voy a desear haber sido de otra manera, habérmelo tomado con calma, porque el amor es así: irracional, inconmensurable, ininteligible, incontestable y todos los -in que se te ocurran , incluido infernal.

Te quise por encima de mi, incluso por encima de nosotros. Te quería, quizá, locamente -no digo que no- pero puede que no sepa hacerlo de otra manera. Por eso hoy, con el paso del tiempo, he empezado a pensar que «tu sentimiento racional»  hacia mí -si es que hubo alguno-, no era amor. He llegado a pensar que pensabas que me hacía un favor «dejándome estar a tu lado», dejando que te quisiera y me desviviera por ti porque sólo eso me hacía feliz. No, no me sobraba tanta irracionalidad es que a ti te faltaba deseo, ganas, ilusión, alegría al verme despertar a tu lado, prioridad, como tú siempre lo fuiste para mí, y exclusividad.

Después he entendido que es irremediable, que no hay amor racional, que eso se llama costumbre y no tiene nada que con los sentimientos y que, si acaso, es un oximorón.

Puede que después de irme tú me echaras de menos, incluso pensases que eso significa que me querías, pero no. El amor es la fuerza que consigue que hagas cosas con las que tu cabeza no está de acuerdo. El amor es lo que hace que la gente cruce océanos para verse o no se abandone cuando una enfermedad mortal aparece. El amor te hace luchas por lo que quieres, porque sólo en la lucha tiene sentido la vida, lo demás es vagar del trabajo a casa.

Por todo esto sé que lo que te impidió aparecer en el quicio de mi puerta no es la racionalidad de respetar mi decisión, sino la racionalidad de poder controlar un deseo que es casi un capricho, por eso hemos simulado ser dos adultos muy maduros en nuestro cese de la convivencia. De habernos querido habrían bastado sino horas, días, o meses para darnos cuenta de que la vida el uno sin el otro no tiene sentido, es mucho más gris y sabe a decepción y fracaso.

Pero probablemente vivas autojustificando tu aquiescencia con excusas baratas y de manual de autoayuda. De ser así te hubiera agradecido que lo hubieras pensado durante los nada desdeñables ocho años que te regalé. Ojalá pudieras entender que cuando alguien quiere algo de manera irrefrenable, de manera absoluta, sin dudas, sin miedos, no manda emails de noche sino que se enfrenta a la luz del día, que esa es la vida: un montón de problemas a los que hay que enfrentarse y no quiero al lado a alquilen que ha pensado que en la vida, como en el trabajo, todo se soluciona con un email corporativo. NO. Ojalá algún día quieras a alguien como yo te he querido porque entonces entenderás que la vida tiene UN sólo sentido.

Suena «who we are», del mismo grupo.

 

Tú.-

febrero 2, 2016

Si pudiera olvidarme del mundo, de la vida, de que hay mañana, de que un día fuiste todas las cosas que hoy odio. Si pudiera dejar de recordar cómo enloquecía al oírte llegar, cómo la vida se paraba entre las sábanas, cómo sólo era yo extasiada. Si pudiera olvidar que un día quisiste hacerme daño con lo más sagrado. Si pudiera olvidar que cuando aparecía ante ti una vida nueva siempre me echabas de más y siempre yo te parecía algo que no hacía falta considerar.

Si pudiera olvidar todos los besos que no me has dado pero sí has repartido, todos los minutos que he esperado intentando entender que nuestras escalas de valores eran distintas, excusándote, sonriendo después de haber perdido la paciencia tantas veces que ya sonaba familiar en mi subconsciente.

Si pudiera pensar que un día podrías haberme hecho feliz, si pudiera creerme lo que siempre decías, si algún día hubieras hecho algo, en vez de tanta aquiescencia por respuesta, si pudiera perdonarte haber estado llorando 2 años enteros de mi vida, tener que aprender a mirar a un punto fijo sin parpadear para que no salgan las dichosas lágrimas que a todo el mundo alertan, si pudiera perdonarte todas las veces que me hiciste pensar que era normal que alguien no te recoja, no te abrace, se quede dormido sin saber el final, tantas noches de polizón en mis sueños, tantos golpes de autoestima que terminaron minando hasta a las más avezadas de las alumnas de una familia histriónica.

Si todo fuera posible, besaría cada cm de tu piel que me volvía loca, te comería a versos, te miraría dormir y al despertar desaparecería para no volver a entrar en la espiral más destructiva de mi vida: Tú.-

 

Soliloquio.-

enero 27, 2016

-«Yo sabía que él no me quería porque nunca me esperaba en el andén».

Eso pienso mientras sé que me engaño, porque ni siquiera venía a la estación. Yo siempre le buscaba entre la gente por si esta vez me había dicho que tenía trabajo para darme una sorpresa.

Pero no, no me gusta este principio. Le falta mensaje, le falta verdad. Me pongo a pensar mientras mis ojos comienzan a distinguir entre la oscuridad las formas de mi habitación. La dinámica siempre es la misma: Creo verte entre las sombras, el otro lado de la cama siempre te echa de menos, la torre de cojines que te sustituye empieza a desequilibrarse.

Tengo que dejar de dar vueltas en la cama. Decúbito lateral derecho. Decúbito lateral izquierdo. Tic, tac. Los número rojos del despertador pasan sin compasión.

¡Eureka! (¿Quién dice Eureka en el siglo XXI?). Calla que tengo la frase para empezar el cuaderno que me regalaste:

-«El piropo más bonito que jamás he escuchado fue «Yo no entiendo viajar si ella no puede venir conmigo y verlo. Si no lo puedo compartir con ella, prefiero no ir». Ella era su mujer, y eso me lo contaba tendidos en mi cama después de acostarnos».

El amor es apostar contra la certeza.-

Dear me,

enero 19, 2016

Ya te lo dije: –No me hables de él sino es para bailar después conmigo.

Ahora me quedo sola, meditabunda, adiestrada para no saber nada de ti, habiendo perdido la pista como un sabueso en medio del revuelo, como una mariposa cuando pierde la protección de su capullo que aprieta y no le deja mover pero es capaz de hacerte sentir el calor de estar en casa.

Ven, quédate a bailar conmigo sobre estos cristales  hasta que mis lágrimas enjuguen las heridas.

Ya te lo dije:- Él no volverá.

Sé que me mirarías por el rabillo del ojo con aire circunspecto para explicarme con todo tipo de explicaciones ilógicas cuando de amar,  que esto es un favor a los dos y para los dos: A tu siempre altivo ego y a mi siempre masoquistas ganas de verte.

Ya te lo dije: -Da igual las veces que te deje de querer que siempre te acabo soñando.

Maldito tú que no eres lo suficientemente valiente para venir en mis vigilias pero apareces cada vez que me voy a la cama. Allí donde tanto echo de menos encontrarte. Onírico, vanidoso, engreído, siempre furtivo y entre la nebulosa de saber que al más mínimo contacto despertaré como un resorte. Siempre cobarde.

Ya te lo dije:– Yo, mi, me, contigo.

Pero esta vez sin mi.-

Make someone happy.-

enero 8, 2016

¿Y lo bonito que es besarse debajo del muérdago? – Casi tanto como debajo de las luces de Navidad de Gran Vía, contestó.

Después cada uno hizo como si aquello no hubiera pasado y se fueron en direcciones opuestas cada uno hacia su guarida donde pensaron qué habían hecho durante aquellos 13 años en los que habían compartido todo a una distancia prudencial. ¿Cuál era el error, haberse besado o no haberlo hecho antes?

El paso de escaso tiempo ha dado paso a una calma propia de las relaciones asentadas. Faltan los nervios de pensar si llamará o si querrá quedar, si pensará que soy imbécil o una tardona y, a cambio, sobran miradas cómplices.

La inesperada sensación de estar en casa cuando estamos juntos, el estar todo bien por defecto en vez de al contrario. La tranquilidad del sosiego, la pasión donde creía ver un erial, los ojos sinceros mirándote, la calidez de unos brazos que te conocen y aún así, te quieren.

Bienvenido 2016 que has sacado a la luz todo lo bueno que llevo años perdiéndome por regocijarme en mi mal tino, gracias por traer a alguien con quien poder leer al otro lado de la cama.-

 

 

Jaque.-

noviembre 19, 2015

«No te fíes si te juro que imposible,

No dudes de mi duda y mi quizá,

el amor es peor que un imperdible perdido en las solapas del azar…»

Joaquín Sabina

Por encima de la pantalla te veo leer emails mientras frunces el ceño o resoplas, puede que para aprovechar a estirar el diafragma. Te espío en la cotidianidad y me parece una suerte de privilegio.

En un ejercicio de empatía absurdo en los que me encanta pasar las mañanas te imagino pensándome, armando vidas en las que los dos somos otras personas, maquinando para escaparnos de estos horarios infernales autoimpuestos. En realidad sé que sólo estás laborando.

Sé que ya no quieres esperarme y yo no quiero que me esperes. Por fin hemos llegado a un acuerdo. Brindemos. Todo estará bien mientras no recuerde que nunca he visto unos ojos más sinceros mirarme. Ojalá no tuviese el mismo miedo a perderte como el que tengo a hacerte daño más tarde. Ojalá no pensase que eres ese 0,01% de la población con la que podría existir el happily ever after.

No entiendo este mundo en el que lo más valioso del día de hoy será la hipocresía con la que hemos sido capaces de trabajar el resto de la jornada.

No entiendo que los fanáticos entren a tiros en restaurantes y discotecas y yo no tenga miedo a seguir saliendo con un ritmo frenético pero me aterrorice que se desate la III Guerra Mundial sin tener con quien hacer trinchera.

No me entiendo.-

Foodnotes [1]

by Alicia Marcos

Solo ida

La locura con la que siempre has soñado

NO SOY OTRO GOURMET

UN RINCÓN PARA COMPARTIR, DEBATIR, CHARLAR Y DISFRUTAR DE LA GASTRONOMÍA